La conversión Infantil, ¿Una Realidad? Parte 1

Les comparto un sermón de Andrew Bonar (1810 – 1892) sobre la conversión infantil, he dividido el sermón en tres partes, está es la primera:

Conversion infantil

«Hay un error práctico muy común entre los creyentes. Todos profesan creer que el Espíritu Santo puede convertir las almas a cualquier edad, y que nunca es muy temprano para que la conversión ocurra; pero aún así, no buscan la conversión de los niños con el mismo ánimo de fe que manifiestan al pedir y esperar que el Espíritu Santo transforme a aquellos de edad madura. Los mismos creyentes de corazón fervoroso que se esfuerzan por las almas de personas adultas, y que no se satisfacen con otra cosa que no sea la salvación sin dilación, no sienten lo mismo ni se esfuerzan de la misma manera por los más jóvenes. Los tales se sienten complacidos con que los jovencitos presten atención a la verdad y con que no presenten oposición a mantener lo que aprenden en sus pensamientos. Ellos no demandan la inmediata aceptación de Cristo en los niños, como lo hacen con las personas adultas. Regresarían a sus casas frustrados, tristes e insatisfechos, si noche tras noche las almas no fueran despertadas y salvadas, aunque prestaran atención e interés; sin embargo, en el caso de los niños, se dan el lujo de esperar. Pueden irse de la escuela dominical o del devocional familiar sin alarmarse o sin ansiedad, aunque no hayan síntomas de verdadero avivamiento o aunque esas jóvenes almas no hayan encontrado a su Salvador.

Una razón para la diferencia que se hace en el caso de los más jóvenes es, con muchos, el mal entendido de algunos textos de la Escritura; por lo menos, eso es lo que nosotros vehementemente nos inclinamos a creer.

  1. Una persona cita Proverbios 22:6: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.” La persona que utiliza este texto probablemente lo aplica de esta forma: ‘sólo enséñele el plan de salvación al niño, y demuéstrele los caminos felices de la sabiduría, y aunque en la niñez no se convierta, sin embargo cuando sea mayor, no cabe duda de que escogerá el camino que tú le enseñaste.’¿Pero es esto cierto? ¿Es éste el verdadero sentido del texto? ¡Está lejos de la verdad! El Espíritu Santo quiere enseñarnos otra lección a través de esas palabras; esto es, ‘Asegúrese de establecer al niño en el camino, mientras todavía es niño, y sólo entonces no tendrá que preocuparse de su perseverancia.’ Esto es, inicie al niño en su camino (ver el hebreo), o al principio del camino. Introduzca la verdad en su alma mientras es niño y descanse seguro de que él se mantendrá como ha comenzado. Es un texto de gran bendición para exhortarnos a buscar la presente e inmediata conversión de los niños.
  2. Otra persona usa una figura, y suaviza su conciencia con la falta de éxito en su clase o en su familia, diciendo: ‘Bueno, de todos modos estoy llenando las tinajas con agua’ (Juan 2:7), de manera que habrá más vino en días futuros, cuando el agua sea convertida en vino por el poder milagroso del Señor, en el momento de la conversión.’ Ahora bien, ésta es solo una aplicación figurativa del texto y no un argumento en lo absoluto. Pero, aún usando su propia figura, ¿cómo es que no esperan una transformación inmediata del agua en vino?
    ¿Qué es lo que hay en el pasaje que garantice la espera hasta un futuro distante? ¿No fue cambiada el agua en vino en sólo una hora? Por cierto, todo parece indicar que la transformación ocurrió mientras llenaba las vasijas.
  3. Una tercera persona tiene mucho que decir, de una forma doctrinal, acerca del texto en Filipenses 1:6: “El que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará…”, aplicando este pasaje a los sentimientos, impresiones e intereses despertados entre los jóvenes en el curso de la enseñanza semanal. No hay conversión en tales cosas; pero luego se argumenta diciendo: ‘Hay un verdadero interés, hay una impresión hecha, de manera que la buena obra ya comenzó, y si ha comenzado, continuará. Nosotros contestamos: aquí hay un serio problema, porque ‘el que haya comenzado la buena obra’ significa que se ha llevado a cabo una conversión; la conversión es la buena obra que inicia la vida cristiana. Lea el contexto, y vea esto más allá de cualquier duda o disputa. El apóstol dice: ‘Aquél que te ha convertido, colocándote sobre Cristo, el fundamento, no te abandonará, sino que te edificará hasta la culminación en el día que regrese Cristo.’ Así que este texto es un argumento a favor de no contentarnos con una mera impresión, interés esperanzador o convicción. Tenemos que ver una obra de conversión. Tenemos que ver una obra de salvación, tenemos que ver la vida cristiana comenzar realmente. Y esto se aplica tanto al caso de los adultos como de los jóvenes.

Aparte y además de todo esto, existe un sentimiento secreto en muchos cristianos, de que no es tan importante ni un servicio tan grande ser un instrumento para la conversión de los niños, como lo es el ser un instrumento para la conversión de los adultos. No tienen ninguna prueba escritural para este punto de vista, porque ‘convertir a un pecador’ significa cualquier pecador, sea joven o adulto; y ‘volver a muchos a la justicia’ incluye a jóvenes o viejos; y ‘el ganar almas’ no nos limita a ninguna edad. Pero sin embargo, tales personas sienten, sin expresar con palabras sus sentimientos, que es más evidente y palpable ganar un alma adulta e inteligente que ganar a su niño para Cristo. Ahora, esta íntima persuasión (que se revela en la práctica), puede surgir del pensamiento de que estos adultos son de valor al presente para la sociedad, de manera que su conversión afectará de inmediato la misma; mientras que la conversión de los jóvenes al presente no se hace sentir más allá de la esfera familiar y de unos cuantos amigos. Pero, por otro lado, ellos olvidan que las almas jóvenes, traídas a Cristo en la infancia, ejercerán una influencia año tras año, a lo largo de una vida, en todas las diferentes etapas de su crecimiento; y a la larga, al alcanzar la madurez, podrán por la gracia de Dios afectar poderosamente para bien su círculo social—esto sin tomar en cuenta los males de los que escaparán y el daño que nunca llegarán a realizar.»

Fuente: http://www.iglesiareformada.com/Bonar_Conversion_Ninos.html